Lo que el éxito no puede comprar: la salvación eterna

Lo que el éxito no puede comprar: la salvación eterna

Lo que el éxito no puede comprar: la salvación eterna

Vivimos en un mundo donde se mide el valor de una persona por sus logros, su posición social o sus bienes materiales. El éxito terrenal se c...
Comentarios septiembre 01, 2025
Lo que el éxito no puede comprar: la salvación eterna

Vivimos en un mundo donde se mide el valor de una persona por sus logros, su posición social o sus bienes materiales. El éxito terrenal se celebra y se busca con pasión, pero hay una verdad eterna que debemos recordar: ninguna riqueza ni triunfo humano puede comprar la salvación.

Dios no se deja impresionar por las medallas, diplomas o cuentas bancarias. Lo que a Él le importa es el estado de nuestra alma.

“¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?” (Marcos 8:36)

1. El éxito humano es pasajero

El éxito en sí mismo no es malo. La Biblia nos habla de hombres prósperos y bendecidos por Dios (Abraham, José, Salomón). El problema es cuando el corazón se aferra a lo terrenal como si fuera lo más importante.

“El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:17)

Los logros, títulos y riquezas pueden darnos satisfacción temporal, pero no aseguran paz en el corazón ni vida eterna.

2. La salvación: un regalo que no se compra

Ningún éxito, por grande que parezca, puede abrir las puertas del cielo. La salvación no se adquiere con dinero, sino con fe en Jesucristo.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)

Por eso, quien basa su vida solo en alcanzar metas humanas corre el riesgo de olvidarse de lo más esencial: la eternidad.

3. La verdadera riqueza está en Cristo

Jesús enseñó que hay un tesoro mucho más grande que cualquier éxito terrenal: el Reino de Dios.

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:19-21)

El verdadero éxito es vivir en obediencia, con un corazón perdonado, y con la seguridad de que tenemos un lugar en la eternidad con Dios.

Los aplausos del mundo se apagan, pero la voz de Dios permanece para siempre.
El éxito terrenal puede abrir puertas en esta vida, pero solo Cristo abre la puerta a la vida eterna.

“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo.” (Juan 10:9)

Hoy más que nunca debemos hacernos esta pregunta:
¿Estoy persiguiendo el éxito que el mundo aplaude, o la salvación que solo Cristo ofrece?

📌 Serie – Éxito terrenal vs. salvación eterna

Este artículo es la Parte 3 de 4.

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