"Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte."— Proverbios 14:12
Dios bendiga a cada persona que hoy llega a este artículo con el deseo de conocer más sobre Su palabra. Esta reflexión tiene un propósito claro: ayudarte a examinar sinceramente en qué camino estás andando hoy.
La Biblia enseña que hay dos caminos: uno que lleva a la vida eterna, y otro que conduce a la perdición. No existen caminos intermedios. Así lo expresó Jesús en uno de sus sermones más importantes:
Mateo 7:13-14
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
El camino ancho: sin compromiso, sin restricción
El camino ancho es atractivo al ojo humano. Allí caben todo tipo de comportamientos sin rendición a Dios:
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Maldad
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Orgullo
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Drogadicción
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Adulterio
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Fornicación
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Rebeldía
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Incredulidad
No hay lucha espiritual, no hay transformación. Todo vale. ¿Por qué? Porque no hay un deseo real de cambiar, ni de someterse a la voluntad de Dios.
Es un camino cómodo, sin obstáculos, pero conduce a la muerte eterna.
El camino estrecho: fe, obediencia y transformación
Escoger la puerta estrecha implica rendirse al Señor, obedecer su palabra y caminar en santidad. Es un camino más difícil, porque exige:
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Renunciar al pecado
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Luchar contra la carne
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Ser diferentes del mundo
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Amar la verdad
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Aceptar la corrección
Pero este es el camino que conduce a la vida eterna.
Juan 14:6 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
¿Cómo saber en qué camino estás?
Comencemos con una advertencia del salmista:
Salmos 37:1-9 (resumen)
No te impacientes por los que hacen mal, ni envidies a los que prosperan en su maldad. Confía en Jehová, haz el bien, deléitate en Él, encomienda tu camino al Señor y Él hará. Espera en Él, deja la ira, desecha el enojo... Porque los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
El justo vive por fe, no por apariencias ni emociones. ¿Estás confiando en Dios? ¿Estás deleitándote en su palabra? ¿Has dejado el enojo, el pecado, el orgullo?
¿Qué hacer para permanecer en el camino de salvación?
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Ora diariamente y busca su presencia
“Orad sin cesar.” — 1 Tesalonicenses 5:17
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Lee y medita en la Biblia
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” — Salmo 119:105
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Aparta tu vida del pecado
“Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” — 2 Timoteo 2:19
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Congrégate y busca comunión con otros creyentes
“No dejando de congregarnos...” — Hebreos 10:25
Decide hoy en qué camino andar
Dios no obliga a nadie, pero sí nos advierte. Hay un camino que lleva a la vida, y otro que lleva a la muerte. Tú decides cuál tomar.
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida...” — Deuteronomio 30:19


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