¿A quién intentas agradar hoy?

¿A quién intentas agradar hoy?

¿A quién intentas agradar hoy?

Dios bendiga a cada lector que ha llegado a este artículo con el deseo de reflexionar y crecer espiritualmente. Hoy quiero compartir contigo...
Comentarios agosto 09, 2025
¿A quién intentas agradar hoy?



Dios bendiga a cada lector que ha llegado a este artículo con el deseo de reflexionar y crecer espiritualmente. Hoy quiero compartir contigo una historia conmovedora que nos recuerda algo esencial en nuestra vida cristiana: ¿a quién estamos intentando agradar?

La historia de un joven violinista

En una ciudad reconocida por su amor por la música, un joven estudió violín durante años con uno de los maestros más reconocidos del mundo. Día tras día, el joven practicaba con disciplina, entregando lo mejor de sí en cada nota. Finalmente, llegó el día de su primer gran recital. Todo estaba preparado para su debut ante un público exigente y conocedor.

A medida que interpretaba cada pieza, los aplausos eran sinceros y estruendosos. La audiencia, poco dada a aplaudir por compromiso, celebraba con entusiasmo la ejecución brillante de aquel joven. Sin embargo, él no parecía emocionado ni satisfecho. Aunque miles lo aclamaban, su mirada permanecía fija en un solo lugar: la primera fila del balcón.

Allí, sentado con rostro sereno, estaba su maestro.

No fue hasta el final, cuando el anciano maestro asintió con una leve sonrisa, que el joven finalmente sonrió con alivio. ¡Lo había logrado! No por los aplausos del público, sino porque había agradado a quien más le importaba.

El aplauso del cielo

Esta historia ilustra una gran verdad espiritual: puedes recibir el aplauso de muchos, pero lo único que realmente importa es la aprobación de Dios. Como creyentes, no fuimos llamados a vivir para agradar al mundo, sino para vivir conforme al corazón del Padre.

Vivimos en una sociedad que constantemente exige validación: redes sociales, opiniones ajenas, estándares humanos. Pero agradar a todos es imposible… y desgastante. En cambio, agradar a Dios nos da verdadera paz, propósito y dirección.

¿Para quién estás viviendo hoy?

El apóstol Pablo lo dijo claramente:

“¿Acaso busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo buscara agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.”
Gálatas 1:10 (NBLA)

Cada día tomamos decisiones: cómo hablamos, cómo actuamos, cómo respondemos a las pruebas. Si en cada una de ellas buscamos honrar a Dios, entonces nuestra vida tendrá verdadero sentido, sin importar lo que otros piensen.

Mantén tus ojos en el Maestro

Así como aquel violinista no descansó hasta ver la aprobación de su maestro, tú y yo debemos vivir con los ojos puestos en Cristo. Él es quien conoce tu corazón, tu esfuerzo, tus intenciones. Su aprobación vale más que mil aplausos humanos.

Cuando vivas para Dios, quizás no siempre recibas reconocimiento en esta tierra, pero puedes estar seguro de que el cielo sí lo notará.

¿Estás viviendo para agradar a las personas o para agradar a Dios? Que esta historia te inspire a reenfocar tu corazón. No busques el aplauso del mundo. Busca el aplauso del cielo.

Si este mensaje ha tocado tu corazón, compártelo con otros. ¡Quizás alguien más necesita reenfocar su mirada hoy!

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