A veces olvidamos agradecer a Dios por las cosas más simples y vitales que tenemos cada día. Esta reflexión cristiana nos recuerda que el simple hecho de respirar es un milagro y una bendición que recibimos gratuitamente de nuestro Creador. El relato de este hombre nos inspira a valorar el regalo de la vida y a cultivar un corazón lleno de gratitud a Dios.
Le pusieron oxígeno por 24 horas hasta que se restableció y le dieron el alta.
Pasó por la administración y le pasaron la cuenta diciéndole que eran 500 dólares.
El hombre se puso a llorar!
Le preguntaron: - "¿qué sucede? ¿No tiene dinero?".
El hombre respondió: - "sí, afortunadamente tengo mucho más que eso".
- "Entonces por qué llora", le preguntaron.
Y contestó: "Lloro porque si por un día de oxígeno tengo que pagar 500 dólares, cuánto le debo a Dios si hace 80 años estoy respirando y no le he dado ni siquiera las gracias".
Hay tanto que le debemos agradecer a Dios. Hoy podríamos empezar por el oxígeno que respiramos. ....
Muchas gracias Señor por cada vez que respiro....!!
Este relato nos enseña que no debemos esperar una pérdida o un precio alto para valorar lo que Dios nos da cada día. El oxígeno, la salud, la familia y cada amanecer son regalos de Dios que no tienen precio. Que hoy sea un día para decir: Gracias Señor por cada respiro y por el don de la vida.
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