“Cuando por fin llegamos, el chofer acompañó a mi hermana menor, Laila, y a mí a la suite de mi papá. Como era su costumbre, él se escondía detrás de la puerta con intención de asustarnos. Intercambiamos tantos abrazos y besos como fuese posible en un solo día.
Mi papá nos echó una buena mirada. Luego me sentó en su regazo y dijo algo que jamás olvidaré. Me miró directo a los ojos y dijo, “Hana, todo lo que Dios hizo con gran valor en el mundo está cubierto y difícil de conseguir. ¿Dónde encuentras diamantes? Bien profundo en el suelo, cubiertos y protegidos. ¿Dónde encuentras perlas? En lo más profundo del océano, cubiertas y protegidas en una bella concha. ¿Dónde encuentras oro? Bien adentro en la mina, cubierto por varias capas y capas de roca. Tienes que trabajar duro para conseguirlos.”
Me miró nuevamente con ojos bien serios. “Tu cuerpo es sagrado. Eres mucho más preciosa que los diamantes y las perlas, y también deberías estar cubierta.”
Del libro: Más Que Un Héroe: Las Lecciones De Vida De Muhammad Ali A Través De Los Ojos de Su Hija."

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